El hombre que ríe: del papel a la pantalla grande.

Nos remontamos al siglo 17, más precisamente en Inglaterra. Un niño llamado Gwynplaine es victima de una desfiguración en su cara, en donde le hacen una gran sonrisa para que jamás deje de sonreír, gracias a los comprachicos, hombres que se dedican a comprar niños para deformar sus caras y revenderlos como payasos, bufones o mounstruos. A él pobre Gwynplaine lo abandonan en el gran frío y las nieves que hay en esta época. Mientras el niño deambula para encontrar alguna casa o refugio que pueda ayudarlo, se encuentra a una madre y a su pequeña bebé en brazos. Gwynplaine se percató que la madre está muerta pero la pequeña aún seguía con vida. Se la lleva con el y es así como encuentra refugio con un hombre llamado Ursus, este los adopta y se da cuenta que la pequeña bebé, Dea, es ciega.

Los años pasan, Gwynplaine ha crecido y ahora es un fenómeno de circo. Ursus cuída de ambos jovenes y Dea, una hermosa mujer lo acompañan siempre, pero esta última está enamorada de Gwynplaine y el de ella. Su amor es complicado ya que el no se permite desposar a Dea a causa de que no quiere condenarla a tener un hombre como el y menos en sus condiciones.

Sin embargo, este es separado de Ursus y Dea ya que la realeza se da cuenta que es hijo del Lord Clancharlie. Una serie de desgracias pasan y obligan a Gwynplaine a casarse con Josiana, una hermosa duquesa, pero este protesta y escapa de la corte real.

Finalmente, este llegó a donde está Ursus y Dea. Entendiendo finalmente donde es su lugar y donde está su corazón.

Este gran filme de Paul Leni (1928) está inspirado en el libro de mismo nombre del autor Víctor Hugo, en ella se refleja el repudio que el autor le tenía a la actual monarquía de esa época y las acciones inhumanas que se realizaban. En la cultura popular, el aspecto de Gwynplaine fue una gran inspiración para crear a el Joker.

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